Una de las maneras más sencillas y rápidas de mostrar ideas y conectar con los lectores es a través de los microrrelatos o relatos. Textos donde no es necesario desentrañar diferentes tramas y que se pueden estructurar de una manera más ágil.
Los microrrelatos tienen la peculiaridad de tener una duración muy corta y presentan el reto de contar una historia y remover al lector con unas pocas líneas. En ocasiones se utiliza una estructura sencilla, como por ejemplo ocurre en un chiste, donde tienes dos partes diferenciadas, la introducción de una situación y un giro final; pero hay veces que el microrrelato tiene una estructura tradicional con tres partes; u otras en las que simplemente se narra una escena, buscando describir un paisaje determinado.
El relato es más largo y permite profundizar más en los personajes o los conflictos de la historia, aunque es raro que tenga más de una trama y eso también le resta complejidad. En ocasiones los relatos son una buena toma de contacto para contar la premisa de una narración, y pueden servir como avance para el lector, pudiendo después desarrollarse en un formato más largo.
Relatos entrelazados donde el miedo y la venganza hablaran por sus protagonistas. Nadie estará libre de sufrirla. Todos tendrán que combatirla y buscar una salida.
Diego apura el tiempo para volver a casa en el Aeropuerto Internacional de Moscú. En unas horas podrá quitarse la ropa térmica y olvidarse de las intensas reuniones de trabajo que ha mantenido allí. La fusión de su empresa con otra menor parece que va por buen camino y a él le espera un interesante puesto de trabajo como resultado. Todo parece ir sobre ruedas, hasta que se encuentra con un compatriota desaliñado que le cuenta una increíble historia y le pide ayuda. Diego tiene sus dudas sobre qué debe hacer, como si presintiera que hay algo escondido en la petición de ese hombre.
Relato corto
Ángel espera desde la habitación que llegue el día de su cita con Patricia. Ya se encuentra mucho más animado y está dispuesto a salir a explorar los rincones de su barrio; incluso a buscar trabajo. Tan solo necesita unos instantes que le permitan ordenar las cosas en su cabeza.
Relato corto
Andrés ha quedado para ir al cine con su nieta, pero ese día hay algo que le preocupa. Tiene pensado dejar el barrio donde ha vivido los últimos años y volver a su pueblo natal, quizá allí todo sea más fácil. Acude a la cita esperando que todo pase deprisa.
Ella giró la cabeza, esquivando la imagen que le devolvía el espejo. A la primera lágrima le sucedió una sonrisa, como si la una no supiera vivir sin la otra. Y sin pensarlo tomó la calculada dosis. Estaba contenta. Había ganado la batalla al destino, aunque aún jugara en un terreno confuso. El final se teñía de principio, convirtiendo la palabra eutanasia en una puerta que podía traer esperanza.
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Microrrelato
Manuel esperaba impaciente la prueba más importante de su vida. Estaba nervioso. Ya era un veterano superando castings en su profesión. Atrás habían quedado las dificultades del pasado, arremolinadas en alguna parte remota, junto al miedo y la desesperanza. En esos momentos podía considerarse un actor profesional. Sabía cómo llevarse a su terreno a un productor exigente, cuando tenía que demostrar tablas; o cómo darle la vuelta a los silbidos de un público hostil, en una aciaga tarde de teatro. Había luchado con los demonios más feroces, y en numerosas ocasiones había vencido; a pesar de que para algunos era un gran pesimista. Manuel tan solo pensaba que era alguien exigente, y que algunas personas nacían con más suerte que otras. A él le había tocado cruz. Todo lo que intentaba le costaba el doble, le hería el doble, le consumía mucho más que a la mayoría. Y ese agravio comparativo desembocaba en todo lo demás: la insoportable hipocondría, la molesta timidez, la inseparable ansiedad… esas eran las cartas que le había tocado jugar. Manuel lo asumía, lo llevaba asumiendo toda su existencia. Sin embargo, hacía unos pocos días había ocurrido algo que le había dado la vuelta a todo, un suceso que ahora se burlaba de las zancadillas sufridas, que amenazaba irreverente sus ideas, como si lo vivido fuera un mal chiste, como si fuera fácil y corriente, o una burda mentira de espejos enfrentados.
En esas se encontraba Manuel, en esa lucha de impresiones contrapuestas, en aquella sala de espera de su primera visita al oncólogo, dando gracias por aquella insulsa vida, pidiendo que esa prueba no significara el fin de todas sus penurias.
microrrelato
Conducía deprisa. El camino parecía despejado. Quizá demasiado. Sus glándulas sudoríparas se habían divertido en él y el corazón no paraba de aporrear su pecho. Miraba constantemente los retrovisores. Nadie le seguía, y sin embargo algo le ahogaba. Desabrochó el cinturón para tener más libertad. Entonces lo vio. A menos de un kilómetro una fila de barreras le cortaban el paso. No podía ser. ¡Había vuelto a ocurrir! Se había despistado y estaba en la autopista de peaje.
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